Redacción El Monitor
Aunque pensemos que no, lo cierto es que casi todos los días queda algún lugar abandonado en México. Ya sea un centro comercial, un lugar conmemorativo o un centro arqueológico, incluso un pueblo entero. Veamos algunos.
Ojuela
El pueblo de Ojuela, en Durango, fue uno de los primeros poblados mineros que se fundaron ya en la Nueva España. Lo fundó el padre jesuita Servando de Ojuelos en 1598 junto a una barranca rica en minerales.
Para cruzar la barranca construyeron entonces un puente colgante que todavía se mantiene en pie y que se puede recorrer. Pero en 1920 una serie de tormentas dejaron la mina completamente inundada y el pueblo quedó vacío.
Guerrero Viejo
El pueblo de Guerrero Viejo en Tamaulipas, muy cerca de la frontera norte de México se convirtió en pueblo fantasma de la noche a la mañana cuando en 1944 los gobiernos de México y Estados Unidos inauguraron la Presa Falcón, que inundaría al menos parcialmente el poblado, y los habitantes fueron reubicados a Guerrero Nuevo.
Actualmente, y cuando los niveles de la presa lo permiten, se pueden visitar algunos de sus edificios.
Ex-Hacienda de San Diego de Jaral del Berrio
La fue el hogar de los marqueses de Jaral del Berrio, una familia tan rica que su palacio en la Ciudad de México existe aún hoy y se conoce como el Palacio de Iturbide.
En 1830 el marqués Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio era considerado uno de los hombres más ricos del mundo. Pero con la independencia y la revolución la Hacienda se fue quedando vacía y de sus 6,500 habitantes y estación de tren no queda nadie.
Cerro de San Pedro
El pueblo de Cerro de San Pedro en San Luis Potosí también es un pueblo minero que quedó abandonado, pero esta vez no fue al acabarse el mineral de la mina, sino que, en 1948 estalló la primera gran huelga de trabajadores de México moderno: la de los mineros, y la empresa dueña de la mina, la estadounidense Asarco, antes que entregarla a sus trabajadores, decidió dinamitarla.
Actualmente viven en Cerro de San Pedro menos de 100 personas.
Villa del Carbón
En las cercanías del actual pueblo de Villa del Carbón, en el Estado de México, hay un pueblo hundido debajo de una presa, la presa Taxhimay, una de las más grandes de la región.
En 1934 el pueblo de San Luis de las Peras fue hundido por las aguas de la presa y hoy se pueden visitar los restos hundidos, de entre los cuales sobresale ela torr y la portada de la iglesia.
Churumuco
En el año de 1800 fue inaugurada la iglesia del pueblo de Churumuco, Michoacán, muy cerca del estado de Guerrero. La población era una de las más grandes de la zona de Tierra Caliente, y la iglesia muy famosa, tan es así que en 1813 el padre José María Morelos y Pavón ofició misa ahí.
Pero hacia 1961 se construyó la presa del Infiernillo y la mayoría del pueblo quedó bajo las aguas.
Tequesquitengo
La zona de Tequesquitengo es una de las habitadas continuamente desde hace miles de años, en parte por su fácil acceso a aguas de deshielo limpias y cristalinas. Cerca de ahí está una hacienda, llamada Temixco, que construyó Hernán Cortés.
El pueblo de San Juan Tequesquitengo se fundó muy cerca de un pequeño lago, pero hacia 1865 el desvío de aguas de riego provocó que toda la cuenca se inundara. Hoy se puede ver la iglesia y otros edificios si se bucea en el lago.
Cine Ópera
Entre tantos pueblos, también hay lugares en las ciudades que están abandonados y que fueron en otra época grandes lugares de reunión.
El Cine Ópera en la Ciudad de México es uno de estos lugares, uno de esos cines de pantalla enorme y dos pisos, que para la década de 1990 ya estaba cerrado como cine y se utilizaba principalmente como sala de conciertos, uno de los cuales, el de Bauhaus en 1998, fue el último que vio el recinto.
Cine Orfeón
En 1938 se inauguró uno de los cines más lujosos y modernos de la Ciudad de México, el Orfeón, que está en la calle de Luis Moya en el Centro Histórico.
Lugar de muchísimas y lujosas premieres de la época del Cine de Oro mexicano, el lugar está abandonado desde hace unas décadas, a pesar de varios intentos de volverlo a habilitar. Los habitantes de la zona mantienen su exterior relativamente limpio.
Hotel Posada del Sol
En la Ciudad de México hay un hotel de 500 habitaciones con cine, teatro y jardines, en una avenida céntrica, que está completamente abandonado.
Un sueño de su dueño, el político, empresario y arquitecto Fernando Saldaña Galván que se suicidara en sus jardines a los ocho meses de su inauguración. Desde entonces se ha utilizado como oficinas de gobierno, y como bodega, pero desde hace más de 20 años permanece abandonado del todo.
Atlantis
Atlantis era un parque de diversiones de la Ciudad de México que se concibió para acompañar a los "Juegos Mecánicos" de la primera sección de Chapultepec en la década de 1980.
Contaba con varias atracciones entre las que destacaban shows de focas, delfines y aves exóticas. Pero los gastos fueron superiores a su presupuesto y la ciudad le revocó el premiso de operar, por lo que cerró antes de 1996.
La Ola
El parque acuático que acompañó uno par de años a Atlantis, La Ola estaba también en el bosque de chapultepec y contaba con varias alberca, una de olas que era muy famosa, y varios toboganes y área de juegos infantiles.
La Ola sufrió el mismo destino que Atlantis y para mediados de la década de 1990 ya había cerrado sus puertas para nunca más abrir sus llaves de agua y diversión.
El Patio
Pocos lugares tan emblemáticos de las décadas de 1960, 70, 80 y 90 que El Patio, el centro nocturno que albergó a estrellas de todos tipo y calibre, desde José José y Luis Miguel hasta The Doors que fueron invitados por el hijo de Gustavo Díaz Ordaz a tocar en México.
El lugar, elegante a más no poder y cuyas entradas eran carísimas, está abandonado desde finales de la década de 1990 y actualmente en su terreno se construye un edificio.
Insurgentes 300
A la mitad de la Avenida de Los Insurgentes, muy carca de la Glorieta del mismo nombre y entre varios ejes viales, el condominio Insurgentes 300 se levanta desde la década de 1960 como símbolo de la modernidad de una Ciudad de México nueva y cosmopolita.
Pero al poco de inaugurarse, el condominio tuvo problemas de dinero y los habitantes de los departamentos se fueron a juicio para no ser desalojados. Desde entonces el conjunto está a medio abandono.
Ex-Convento del Desierto de los Leones
Aunque actualmente se encuentra bajo resguardo del gobierno de México y forma parte del área natural protegida del Desierto de los Leones al poniente de la Ciudad de México, el ex-convento en realidad fue abandonado por sus habitantes originales, los Carmelitas Descalzos, en 1801 porque en la zona hacía mucho frío (claro que si uno va descalzo, en fin).
Luego se mantuvo en el abandono total casi dos siglos hasta 1976.
Teotihuacan
Aunque estas son unas ruinas arqueológicas, donde obviamente nadie vive desde hace cientos de años, el conjunto de Teotihuacan, la Ciudad de los Dioses, es un caso especial. Esto es porque cuando los Mexicas llegaron a habitar el lago de Texcoco y fundaron Tenochtitlan en 1325, Teotihuacan ya era una ciudad abandonada al menos desde el año 900.
De hecho, hasta la fecha no sabemos quiénes vivían ahí, qué idioma hablaban y por qué abandonaron su ciudad.
Quechula
El pueblo de Viejo Quechula en Chiapas, al sure de México, es uno más de los que fueron víctimas del progreso. En 1966 se construyó la presa Nezahualcóyotl que dejó bajo las aguas al pueblo entero.
Cuando las lluvias son escasas se puede ver casi todo el antiguo templo de Santiago Quechula que se construyera a principios del siglo XVIII y que ya había sido abandonado por una enfermedad que azotó el pueblo en 1776.
Mineral de Pozos
En la época de la Colonia, Mineral de Pozos en Guanajuato era considerado el pueblo más rico de todo el Virreinato de la Nueva España, con más de 70,000 habitantes que se dedicaban a la extracción de oro, plata, cobre, mercurio y aluminio de alguna de las muchas minas que rodean al pueblo.
Pero Las minas se inundaron y para 1982 ya no quedaban sino 200 habitantes en el pueblo.
San Juan Parangaricutiro
El pueblo de San Juan Parangaricutiro en Michoacán es tal vez el más famoso de todos estos lugares abandonados. En febrero de 1943 un granjero notó que estaba saliendo humo de sus tierras, en Parangaricutirimícuaro, y dio aviso al municipio.
Llegaron los geólogos y vieron que estaba surgiendo un volcán: el Paricutín, que en menos de un mes se levantó de la nada, explotó y dejó sumergido en lava al pueblo entero. Afortunadamente no hubo víctimas humanas.
Real de Catorce
El pueblo llamado Real de Minas de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de los Álamos de Catorce, es uno de los pueblos abandonados más famosos de México.
Estaba al pie de un cerro donde se construyeron varias minas de donde salió muchísima plata, tanta que el estado conde está Real de Catorce se empezó a llamar Potosí, por el cerro de sudamérica rico en plata que lleva ese nombre. Pero la plata se acabó y hacia mediados del siglo XIX el pueblo quedó vacío.
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