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Los arqueólogos espaciales trabajan para salvar nuestra historia cósmica

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    MONITOR
  • 6 ago
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Redacción El Monitor


El espacio se está comercializando a una escala nunca vista. Enfrentados a poderosas fuerzas comerciales y políticas y con escasa protección legal, los artefactos que cuentan la historia del viaje de nuestra especie al espacio corren peligro de perderse, tanto en órbita como aquí en la Tierra.


Al igual que Stonehenge –el monumento megalítico en el sur de Reino Unido- se trata de objetos y lugares irremplazables que tienen un significado intemporal para la humanidad porque representan una etapa esencial en la evolución de nuestra especie.


A menudo son también expresiones de orgullo nacional por el esfuerzo industrial y científico necesario para desarrollarlos. A veces son también monumentos en memoria de los que murieron en el transcurso de ambiciosos programas espaciales.


También tienen otra utilidad. El estudio de estos artefactos y lugares ayuda a los investigadores a comprender mejor cómo los astronautas interactúan con las nuevas tecnologías, se adaptan a nuevos entornos y desarrollan nuevas prácticas culturales.


Las conclusiones de los investigadores pueden influir en el diseño de futuras naves espaciales y contribuir al éxito de futuras misiones espaciales.


El 15 de enero de 2025, el Fondo Mundial de Monumentos hizo pública su lista de 25 sitios del patrimonio amenazados, sorprendiendo a muchos al incluir la Luna, con especial atención al lugar de aterrizaje del Apolo 11.


Resulta bastante irónico que ese mismo día, el módulo de aterrizaje lunar Blue Ghost de Firefly Aerospace despegara del Centro Espacial Kennedy a bordo de un cohete de SpaceX para sentar "las bases de la futura exploración comercial" de la Luna, según la empresa.


Firefly se convirtió en la segunda empresa comercial en aterrizar sin dificultad ni daños en la Luna cuando Blue Ghost tocó su superficie sin inconvenientes a unos 50 km del emplazamiento del impactador LCROSS de la Nasa, a 150 km del emplazamiento de la sonda soviética Luna 24 y en el vecino mar lunar, las vastas llanuras de lava solidificada donde se encuentran las huellas de Neil Armstrong.


"Aún no sabemos cómo operar físicamente en la Luna", afirma el arqueólogo espacial Justin Walsh, profesor de la Universidad Chapman de California.


"Cualquier misión que se acerque o entre en uno de esos lugares históricos va a tener consecuencias que aún no podemos prever. Cualesquiera que sean las precauciones que podamos tomar, debemos hacerlo para reducir al mínimo esos daños", añadió.


Pero no son sólo los lugares de la Luna los que preocupan a los expertos. Elon Musk quiere que la Nasa saque de órbita y posiblemente destruya la históricamente importante Estación Espacial Internacional (EEI) antes de lo que la agencia espacial pretende.


"El plazo para que la comunidad espacial internacional acepte los procedimientos y protocolos se está cerrando", comenta Alice Gorman, arqueóloga espacial y profesora asociada de la Universidad Flinders de Adelaida (Australia).

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