Científicos advierten por el avance del “oscurantismo libertario” en ciencia y tecnología

(Agencias)

El sector científico y tecnológico atraviesa uno de sus momentos más críticos con un ajuste que llega al 50% desde la asunción de Javier Milei, y con una reducción de la inversión en I+D pública más bajas de la región en relación con el PBI, que alcanza el 0,17%.

Ese es el marco que explica el cierre de programas como los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) que son la columna vertebral de la investigación científica de nuestro país, pero también la pérdida del poder adquisitivo de los salarios de investigadores e investigadoras, el derrumbe de la inversión pública en infraestructura y el incumplimiento de normas claves como la Ley de Financiamiento de Ciencia y Tecnología y la Ley de Financiamiento Universitario.

El Grupo CyTA señaló, en tal sentido, que existe “un esquema de hostigamiento” y apuntó que en las universidades “se censura a profesores por el mero hecho de enseñar a su alumnado el índice de abuelidad, confundiendo un método de la genética y la estadística que ha servido y sirve en casos concretos de restitución identitaria en todo el mundo y en diversos contextos forenses, con aleccionamiento ideológico”.

Por otra parte, apuntaron que “fue notorio también el caso de trabajadores del CONICET, que sufrieron el inicio de un sumario, perentoriamente denunciado por sindicatos, periodistas y trabajadores autoconvocados, por el simple hecho de protestar y exigir ante la máxima autoridad del organismo, el Dr. Daniel Salamone“.

Desde el sector científico y tecnológico venimos alertando sobre el “cientificidio”, la destrucción de las capacidades de investigación, desarrollo e innovación construidas en los períodos 2003-2015 y 2019-2023, aseguran en el comunicado los integrantes del Grupo CyTA.

“Dicho “cientificidio” se origina en las políticas alentadas desde Estados Unidos que tienen la finalidad de socavar las bases de un posible desarrollo nacional soberano; para esas políticas, un sector científico-tecnológico nacional sólido representa un estorbo. A la caída salarial del trabajador científico y tecnológico, que llega hasta el 40% en algunos casos y deja a segmentos como el de becarios o personal contratado en el límite de la pobreza, se le suma la implementación de una desarticulación institucional de importantes proporciones y el uso habitual de discursos oficiales estigmatizantes y denigratorios de la ciencia como valor cultural, social y emancipatorio, y como actividad fundamental para el desarrollo y la atención de problemas sociales”, sostienen.

Por su parte, subrayan que el ajuste se plasma en “la interrupción de Programas estratégicos para el desarrollo científico nacional tales como Construir Ciencia, Equipar Ciencia, PISAC, Pampa Azul, Raíces y PoblAr (entre otros), la cancelación de subsidios de investigación vigentes (PICTs: Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica) que representaban la principal línea de financiamiento de miles de grupos en todo el país y la supresión de nuevos llamados por parte de la Agencia I+D+I, sumada a una nueva convocatoria limitada a un subconjunto de temas de interés empresarial que ignora la diversidad de la investigación de calidad en nuestro país, constituyen el certificado de defunción de la investigación básica, pilar imprescindible de la transferencia a la sociedad”.

Esta situación se da en el marco del incumplimiento de lo indicado por Leyes Nacionales aprobadas con el consenso de todos los partidos políticos como la Ley 27.614 de financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y la Ley 27.738 que define el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, herramienta clave para definir las políticas y estrategias nacionales en la materia, apuntan.