Redacción El Monitor
Hace decenas de miles de años, en un mundo donde los humanos modernos no eran los únicos habitantes inteligentes. , los neandertales caminaban por Europa y Asia, compartiendo el planeta con nuestros antepasados, los Homo sapiens. Pero desde hace décadas, toda clase de expertos se han hecho la misma pregunta: ¿Qué pasó con estos antiguos parientes? Un nuevo estudio de ADN reveló que los neandertales no desaparecieron de la faz de la Tierra; fueron absorbidos por nosotros.
En 2010, el genetista sueco Svante Pääbo logró un avance histórico que cambiaría nuestra comprensión de la evolución humana. Al desvelar el primer genoma de un neandertal, Pääbo confirmó que nuestros antepasados no solo coexistieron con los neandertales, sino que también tuvieron relaciones sexuales e hijos con ellos. Este descubrimiento fue tan impactante que le valió el premio Nobel de Medicina en 2022. Aún más sorprendente es que la mayoría de nosotros llevamos un pequeño porcentaje de ADN neandertal en nuestras células hoy en día.
Gracias a los avances en la tecnología de extracción de ADN de fósiles, los científicos han podido reconstruir cómo y dónde ocurrieron los encuentros entre los Homo sapiens y los neandertales. Un estudio reciente, publicado en la prestigiosa revista Science, se aventura a explorar el impacto del ADN de los sapiens en los neandertales, revelando nuevos capítulos en la historia de nuestra coexistencia.
Según dijo para El País el biólogo molecular Liming Li, de la Universidad de Princeton, los neandertales fueron absorbidos gradualmente por los sapiens. Los investigadores compararon tres genomas neandertales con el ADN de 2,000 sapiens modernos y descubrieron que el primer y mayor encuentro entre ambas especies ocurrió hace unos 200,000 años. Durante este tiempo, los Homo sapiens transfirieron hasta un 10% de su genoma a los neandertales.
Estos encuentros resultaron en menores transferencias de ADN, pero aún contribuyeron a la mezcla genética entre las especies. Eventualmente, el flujo genético se revirtió, y los sapiens comenzaron a recibir ADN neandertal. Esta mezcla tuvo un impacto significativo en la evolución y adaptación de ambas especies.
El estudio también revela que las poblaciones de neandertales eran mucho más pequeñas de lo que se pensaba. Se estima que había menos de 2,500 individuos, organizados en pequeñas tribus aisladas en Europa. La endogamia y la presión de los Homo sapiens, con sus clanes más grandes y mejor conectados, contribuyeron a la disminución de los neandertales.
El genetista Joshua Akey, coautor del estudio, destaca que los neandertales fueron finalmente asimilados por los Homo sapiens debido a sucesivas oleadas migratorias.
Aunque los neandertales desaparecieron como especie, su legado genético sigue presente en los humanos modernos, influyendo en diversas funciones fisiológicas, desde la coagulación rápida de la sangre hasta la tendencia a ciertas enfermedades mentales. Carles Lalueza-Fox, otro investigador pionero, sugiere que aunque los neandertales desaparecieron, la interacción entre ambas especies ha dejado una marca duradera en nuestra evolución.
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