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Impacto ambiental de la IA: desafío urgente

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    MONITOR
  • hace 8 horas
  • 2 Min. de lectura


La IA trae muchísimos beneficios, pero su impacto ecológico es un reto que no podemos ignorar actualmente.



(Agencias)


La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado numerosos aspectos de nuestra vida cotidiana, desde la automatización de tareas hasta la creación de contenido artístico. Sin embargo, detrás de estos avances tecnológicos se esconde un impacto ambiental significativo que a menudo pasa desapercibido.


Uno de los principales problemas ambientales asociados con la IA es su alto consumo energético. Entrenar modelos de IA, especialmente aquellos basados en aprendizaje profundo, requiere una capacidad de procesamiento enorme. Esto implica el uso constante de centros de datos que funcionan las 24 horas del día y consumen cantidades descomunales de electricidad. Estudios recientes muestran que entrenar un solo modelo avanzado de IA puede generar tantas emisiones de dióxido de carbono como cinco autos durante toda su vida útil.


Además, la fabricación y el descarte de servidores, procesadores y sistemas de refrigeración necesarios para la IA también generan contaminación electrónica. La mayoría de estos sistemas sigue dependiendo de fuentes de energía no renovables, lo que agrava aún más la crisis climática.


El consumo de agua es otro aspecto crítico del impacto ambiental de la IA. Los centros de datos requieren sistemas de refrigeración para mantener las temperaturas bajas, y estos sistemas consumen grandes cantidades de agua. Según un estudio de la Universidad de California, una consulta a ChatGPT consume aproximadamente 500 ml de agua. Este consumo, que puede parecer mínimo en la escala de una sola consulta, se magnifica cuando se analiza el impacto a gran escala.


La creación de imágenes generadas por la IA, especialmente aquellas que imitan estilos artísticos específicos como el de Studio Ghibli, ha ganado popularidad en los últimos años. Sin embargo, esta tendencia tiene un costo ambiental significativo. Cada imagen creada con IA consume tanta energía como cargar un teléfono móvil y requiere hasta 3.5 litros de agua para el enfriamiento de los servidores. Con millones de usuarios generando contenido, el impacto acumulado podría ser alarmante.


Además del consumo de recursos, la generación de estas imágenes plantea problemas éticos y legales. Muchos artistas han expresado su preocupación por la forma en que la IA imita sus estilos sin el consentimiento previo ni la compensación correspondiente. Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli, ha condenado el uso de la IA para replicar su arte, calificándolo como “un insulto a la vida misma”.


Ante este panorama, las grandes empresas tecnológicas y centros de investigación están explorando opciones más sostenibles. El uso de energías renovables en los centros de datos, la optimización de algoritmos para reducir el consumo energético y el reciclaje de hardware son algunas de las estrategias que ya se están implementando.


Mientras la IA continúa transformando nuestra sociedad, es crucial que abordemos sus efectos negativos sobre el medioambiente. La creación de imágenes al estilo Studio Ghibli es sólo un ejemplo de cómo la tecnología puede tener consecuencias inesperadas y perjudiciales. Al buscar soluciones sostenibles y adoptar prácticas responsables, podemos trabajar hacia un futuro en el que la innovación tecnológica no comprometa la salud.

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