EE.UU. responde a críticas de Petro tras su discurso en la ONU
- MONITOR
- hace 23 horas
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(Agencia)
El Departamento de Estado de Estados Unidos reaccionó el miércoles 24 de septiembre a las duras críticas emitidas por el presidente colombiano, Gustavo Petro Urrego, durante su intervención ante la Asamblea General de la ONU.
En un breve, pero contundente comunicado, un portavoz de la institución diplomática estadounidense se limitó a afirmar que “las acciones de nuestra delegación este martes hablan por sí mismas”, para el diario El Tiempo, aludiendo a la retirada de los diplomáticos de ese país cuando Petro comenzó su intervención, en la que cuestionó duramente a la administración de Donald Trump por su manejo de la política antidrogas en Colombia.
Este gesto, al realizarse en pleno discurso del presidente colombiano, dejó clara la postura de Estados Unidos frente a las declaraciones del mandatario. Mientras Petro abordaba las implicaciones de la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, la delegación estadounidense optó por abandonar el recinto, al generar un impacto visual inmediato que acentuó el enfrentamiento diplomático entre ambas naciones.
El presidente Petro, en su alocución, dedicó una parte significativa de su discurso a cuestionar las políticas de la administración de Trump, en particular, rechazó las acusaciones de Washington de que su Gobierno no cumplió con los compromisos acordados en la lucha contra el narcotráfico.
Durante su intervención, afirmó que las decisiones de Estados Unidos, como los bombardeos en el Caribe y la misma descertificación están alejadas de la realidad sobre los esfuerzos de su gestión: “Dicen que los misiles en el Caribe eran para detener las drogas. Mentira, dicha aquí en este mismo sitio. En los años 2023 y 2024 fueron los años en que más cocaína se incautó y más de 700 capos del narcotráfico fueron extraditados a Estados Unidos y Europa”.
El presidente colombiano aprovechó su discurso para argumentar que las medidas tomadas por Estados Unidos no solo son infundadas, sino que responden a una agenda de violencia y dominación en la región: “Necesitan violencia para dominar a Colombia y América Latina; necesitan destruir el diálogo, imponer y lanzar misiles asesinos sobre jóvenes pobres en el Caribe”.
En esta misma línea, el presidente pidió la apertura de una investigación internacional sobre los bombardeos que, según él, habrían causado la muerte de jóvenes caribeños: “Los jóvenes asesinados en el Caribe no eran del Tren de Aragua. Eran caribeños, posiblemente colombianos”. En una crítica más general a la política exterior de Estados Unidos, Petro afirmó que los líderes estadounidenses creen en su propia superioridad racial, lo que, a su juicio, los lleva a tomar decisiones equivocadas que perjudican a otras naciones.
Frente a todas las críticas que lanzó el jefe de Estado colombiano, el Departamento de Estado de Estados Unidos muestra la creciente distancia entre Bogotá y Washington, dos aliados históricos en la región, pero cuya relación comenzó a enfrentar tensiones en los últimos meses. Por lo que la delegación estadounidense del recinto de la ONU fue vista como una clara señal de desaprobación ante las acusaciones de Petro.
El descontento del Gobierno de Estados Unidos quedó claro cuando, solo unos minutos después de que comenzara el discurso de Petro, varios miembros de su delegación se levantaron visiblemente molestos y abandonaron el recinto, sin escuchar la totalidad de la intervención del presidente colombiano.
Las palabras de Petro sobre la descertificación de su Gobierno en la lucha contra las drogas, así como sus críticas a la administración Trump por los bombardeos de las Fuerzas Armadas de EE. UU. a embarcaciones en el Caribe, fueron las que generaron esa reacción. El presidente colombiano exigió una investigación internacional sobre esos ataques, que consideró injustificados.
A pesar de que el portavoz del Departamento de Estado se limitó a señalar que “las acciones de nuestra delegación hablan por sí mismas”, la retirada pública de los diplomáticos podría interpretarse como una respuesta directa al tono de las palabras del presidente colombiano, es decir, que no les interesa conocer o escuchar lo que él piense de sus decisiones y políticas.
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