
Redación El Monitor
El presidente de Estados Unidos y el hombre más rico del mundo repiten sus críticas a la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), que gestiona la ayuda civil estadounidense a terceros países, en medio de dudas sobre su continuidad.
El mandatario no concretó qué futuro le aguarda a la agencia bajo su mandato, pero Musk, a quien ha encargado dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental de nueva creación para reducir el tamaño y los gastos del estado, dijo haber conversado con el presidente en varias ocasiones y "está de acuerdo en que deberíamos cerrarla".
Los medios estadounidenses informaron de que su director, Matt Hopson, dimitió y que dos responsables de seguridad fueron apartados después de que impidieran que funcionarios del departamento que dirige Musk accedieran a una zona restringida de la sede de la agencia donde se almacena material clasificado.
En las últimas horas, varias informaciones en los medios locales indican que USAID será reubicada bajo el paraguas del Departamento de Estado y sufrirá un notable recorte de personal y presupuesto.
Así pareció confirmarlo el secretario de Estado, Marco Rubio, que dijo a los periodistas que asumiría el cargo de director en funciones de la agencia.
Rubio criticó que la agencia haya funcionado "al margen de las directrices del gobierno", acusó a sus responsables de "insubordinación" y afirmó su continuidad pero bajo un mayor control.
"Hay muchas funciones de USAID que van a continuar. Van a ser parte de la política exterior estadounidense, pero tienen que estar alineadas con dicha política exterior del país", indicó el secretario Rubio.
Creada en 1961 por el presidente John F. Kennedy para centralizar la ayuda internacional estadounidense, es una de las agencias de ayuda bilateral más grandes del mundo y trabaja en más de 100 países para promover el crecimiento económico, la democracia, los derechos humanos y la salud global.
El Congreso establece los fondos que recibe cada año, con los que provee ayuda económica y al desarrollo en otros países, principalmente mediante la entrega de fondos a Organizaciones No Gubernamentales, organizaciones internacionales y organismos oficiales de los países en los que actúa.
Según las cifras oficiales, en el año fiscal de 2023 manejó más de US$40.000 millones destinados a más de un centenar de países. Entre los principales destinatarios estuvieron Ucrania, Etiopía, Jordania, la República Democrática del Congo y Somalia.
Según el Servicio de Investigaciones del Congreso de Estados Unidos, más de 10.000 personas trabajan para la agencia, dos tercios desde el extranjero, donde lleva a cabo proyectos como la ayuda alimentaria a regiones golpeadas por la hambruna en Sudán, el suministro de libros de texto para niños desplazados por la guerra en Ucrania, o la formación de trabajadores sanitarios en Ruanda.
Entre otros servicios prestados por la ayuda estadounidense está la retirada de minas y la contención del virus del ébola en el continente africano o la colocación de prótesis a los mutilados por la guerra en Ucrania.
Su actuación abarca también el ámbito político, en el que dice trabajar por el fortalecimiento de las instituciones democráticas; el económico, con la promoción del crecimiento y la actividad; y el sanitario, con programas para combatir enfermedades como el sida y la malaria.
Dado que Estados Unidos es el mayor contribuyente a la cooperación internacional, cualquier cambio en la cantidad y uso de sus recursos tendrá repercusiones mundiales.
Un experto humanitario le dijo a la BBC que el anuncio fue "como un terremoto en el sector de la cooperación".
Y Paul O'Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional en Estados Unidos, dijo que la súbita desaparición de la agencia "pondría los derechos de millones de personas en el mundo en mayor riesgo".
Comments