Marihuana para rescatar el sur
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Marihuana para rescatar el sur


El activista sureño, Gilberto Mojica Martinez, advierte que el cannabis es la clave para pacificar esa región azotada por la violencia.


Adelanta que los ejidatarios de Nanchititla, buscarán ampararse para cultivar marihuana libremente, y luego impulsarán la industria cannábica.



Ana Lilia García Castelán

Fotos: Maryacarmen Aguilar Franco


Tejupilco, México. En la realidad surrealista que impera en la zona de Tierra Caliente al sur del Estado de México, las leyes y las prohibiciones no significan nada, lo mismo que la “satanización” de una planta con la que han convivido los habitantes de la Sierra de Nanchititla desde tiempos ancestrales: el cannabis que en el sur mexiquense ya se usa para la fabricación de medicamentos, como el HTC que pese a clandestino, bien podría competir con los mejores de Europa y Estados Unidos, debido a la calidad de la marihuana sureña.


Ante la ola de violencia que ha dejado el tráfico de “la verde” en municipios como Tejupilco y Luvianos, productores de cannabis advirtieron el fin de semana que combatirán el tráfico de marihuana con más marihuana, planta que ha convivido con los comuneros desde que tienen uso de razón. La marihuana como dice el ingeniero Gilberto Mojica Martínez, “es parte de la cultura sureña”, por lo que se debe continuar cultivando, pero ahora en beneficio de los comuneros que desde la década de los 70’s han sufrido persecución y encarcelamiento por culpa de esta planta.


En entrevista con El Monitor, Mojica Martínez uno de los principales promotores de la despenalización de la marihuana desde hace 25 años, lanza una bomba para quienes ven en esa planta de verde brillante y hojas hermosas un enemigo: los comuneros sureños que mantienen la Sierra de Nanchititla viva, y su cultivo al día, buscarán ampararse para producirla sin problemas e ir por la industria de medicina cannábica.


Con una gran sonrisa bajo su clásico sombrero Tlapehuala, el también precursor del movimiento Marihuana Liberación que ha cobrado gran fuerza a nivel nacional, advierte que el tráfico de marihuana ha dejado de ser negocio en la región, y que ante la calidad de la planta que existe en esta impresionante y perfecta área natural del Estado de México, el cannabis es sin duda “la clave para pacificar ese territorio”,y sobre todo, mejorar la calidad de vida de los agricultores calentanos, quienes se han unido a esta iniciativa, para defender este recurso y usarlo para reactivar la economía en el sur.


“El tráfico de marihuana ha hecho millonarios a muchos en estas tierras, desde la década de los 70 recuerdo a muchos hombres yendo hacia los Estado de Unidos con la planta escondida de las formas más ingeniosas, muchos regresaron y dejaron un poco de dinero aquí, a otros los mataron, otros terminaron encarcelados; hay mil historias al respecto, no obstante, nada que admire a nadie de estas tierras, sin embargo, la violencia, la extorsión y todo lo que ha ocurrido en los últimos años y que se atribuye al tráfico de marihuana, es un golpe terrible para la población sureña”, señala “Gil” como lo conocen en Tierra Caliente.


En medio del tibio aire que corre en las faldas de la sierra de Nanchititla, de árboles de parota y mangos, platica con entusiasmo que ya existe un trabajo bastante serio y avanzado, para avalar la producción de esa hierba en el sur del Edoméx. Estamos trabajando hace tiempo con investigadores, médicos y académicos de las universidades de Veracruz y Tlaxcala que han estudiado por años, las propiedades y beneficios del cannabis.


“Se trata de un grupo de personas involucradas, incluso autoridades locales que ven en la siembra de marihuana una industria por demás poderosa y con enorme futuro, “porque la medicina cannábica se pude producir desde México, desde el Estado de México, al lado de donde se siembra el cannabis, para dejar de importarla de otros países como Estados Unidos… Tenemos una marihuana de lo mejor”, advierte en tono jocoso.


Adelanta que una vez más, los sureños desafiarán las leyes y buscarán amparos para sembrar “yerba” como le llaman coloquialmente, porque ya hay varios comuneros interesados para producir la marihuana sin temor de que como ya ha ocurrido, “llegue la Marina y se lleven todo, incluso del interior de nuestras casas donde nos han robado hasta los pantalones, y sobre todo, para no volver a pisar la cárcel, como en el caso de muchos compañeros… hay trabajo serio y existe jurisprudencia al respecto, incluso ya estamos metidos en la elaboración del protocolo que se enviará a la Cofepris…”


El activista sureño dice que la marihuana ya estaba en la sierra mucho antes de la conquista de México, y que el camino es largo aún, porque también prevén buscar la denominación de origen, lo que irá de la mano con la siembra. El objetivo: que una vez más el sur mexiquense sea punta de lanza para la producción de cannabis y medicamentos derivados de esa planta, mismos que pese a la prohibición, desde hace tiempo ya se elaboran en modestos “laboratorios” de donde se obtienen extractos, ungüentos, aceites, entre otros.


Campesinos que hacen producir esa tierra prodigiosa, donde el verde es infinito y crece la apacible marihuana entre matas de jitomate cherry y tomate de hoja, todo absolutamente orgánico, es obvio que los productores conocen desde su niñez la dicotomía indica/sativa a la hora de clasificar las variedades de cannabis, por lo que la víspera, liderados por Gil, enviaron a la Universidad de Tlaxcala, cinco tipos de semilla, lo que les permitirá seleccionar al menos una que sea distintiva de la región, y con la que prevén promover la denominación de origen, “antes de que otros más vivos y con capital hagan suya la planta sureña... vamos por ubs mejor que la Acapulco Golde..."


Detrás de una pesada mesa de madera de parota, el ingeniero agrónomo cuyo amor por su tierra y su gente, son motor para defender lo que considera el patrimonio de sus paisanos, destaca que las posibles propiedades medicinales de la marihuana y sus componentes han sido tema de investigación y polémica durante décadas, por lo que a esta altura están comprobados las bondades medicinales del THC en ciertas formulaciones.


Añade que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (U.S. Food and Drug Administration, FDA) ha aprobado medicamentos elaborados a base de THC, tales como el dronabinol (Marinol) y la nabilona (Cesamet), recetados en forma de píldoras para el tratamiento de náuseas en pacientes que reciben quimioterapia para el cáncer, y para estimular el apetito en pacientes que tienen síndrome consuntivo debido al sida.


También se han aprobado o se están estudiando otros medicamentos elaborados a base de marihuana. El nabiximol (Sativex), un atomizador bucal disponible actualmente en el Reino Unido, Canadá y varios países europeos para el tratamiento de la espasticidad y el dolor neuropático que pueden acompañar la esclerosis múltiple, combina el THC con otra sustancia química de la marihuana denominada cannabidiol (CBD), que ya se produce aquí con gran calidad, entonce “¿por qué no competir con nuestra propia planta?” cuestiona.


En medio de la urgencia por pacificar y recuperar la tierra caliente, el activista tejupilquense, destaca que el CBD no tiene las propiedades gratificantes del THC, e informes anecdóticos indican que puede ser prometedor para el tratamiento de trastornos convulsivos, entre otros. Así con tono grave, Gil deja claros sus conocimientos en torno a las propiedades de la marihuana con la que los productores platican muchas noches cuando descansan en medio de la sierra para arrullar sus cultivos.


Ahora los planes de Mojica Martinez están respaldados por estudiosos como la médico e investigadora, María Enriqueta Flores Fernández, egresada de la Universidad de Medicina de Veracruz, quien receta medicamentos cannábicos desde hace años y se ha unido a Gil en esta aventura, al igual que el activista y ex diputado sureño Guillermo González Hernández; un investigador tlaxcalteca, un puñado de comuneros que dominan gran parte de la Sierra de Nanchititla desde Tejupilco hasta Pungarancho en el estado de Michoacán, además de autoridades locales “visionarias” como el alcalde de Luvianos y la alcaldesa electa de ese lugar, quienes también apoyan esta iniciativa.


No será fácil, pero vamos a continuar con esta lucha, no sólo para la liberación de la marihuana recreativa, sino en una vía más trascendente, para aterrizar todo este plan con el que bien se podría sacar de la pobreza a la gente que aún sobrevive de las bondades de la sierra; el potencial es infinito porque su cáñamo también es aprovechado para la fabricación de fibras e incluso tela, apunta la menuda doctora y especialista en cannabis, quien describe parte de su periplo por el mundo, para conocer más sobre los usos y bondades de la verde en otros países, de Argentina, a Ámsterdam, travesía que ahora alcanza este rincón de la tierra caliente, muy cerca de donde hacen frontera los estados de México, Michoacán y Guerrero, donde finalmente logró conocer los plantíos y apreciar la marihuana cuando aún se desarrolla, a flor de tierra.


Luego de sumarse a la charla, todos coinciden en que existen condiciones para que la marihuana sea una oportunidad de generar riqueza en la región sur del Edoméx, donde las políticas públicas en materia de seguridad y desarrollo, no alcanzan a impactar rincones como Nanchititla; ahí la población continúa viviendo de las remesas que llegan de los Estados Unidos. “Tenemos todo para el nacimiento de una industria a través del cannabis, y si debemos seguir remando contracorriente lo haremos, porque la riqueza de esa planta debe quedarse aquí donde se produce”, señala Gil con voz decidida.



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