Redacción El Monitor
Los investigadores de la Universidad de Toronto han revelado que las placas tectónicas en el océano Pacífico presentan una serie de grandes fracturas. El resultado de esta falla destroza el centro de esta parte de la superficie marina y puede provocar actividad sísmica. Este hallazgo, liderado por el doctor Erkan Gün y el profesor Russell Pysklywec, desafía las percepciones tradicionales acerca de la consistencia de las placas tectónicas, sugiriendo que estas pueden ser más susceptibles a daños de lo que se pensaba.
Este descubrimiento abre nuevas avenidas para el estudio de la actividad sísmica y el vulcanismo en áreas del Pacífico entre Hawái, Japón, Nueva Zelanda y Australia, extendiendo el conocimiento sobre la tectónica de placas y enriqueciendo el legado de científicos como John Tuzo Wilson, quien contribuyó fundamentalmente a esta teoría. Los resultados obtenidos pueden servir como base para futuras investigaciones, entendiendo mejor cómo los procesos geológicos continúan moldeando la Tierra.
Las conclusiones ponen en tela de juicio las suposiciones previas sobre la solidez de las mesetas en los fondos marinos, demostrando que, a pesar de tener un mayor grosor, estas regiones pueden ser más frágiles y propensas a fracturas significativas. Utilizando modelos computacionales avanzados y análisis de datos sísmicos, recopilados en parte durante las décadas de 1970 y 1980, el grupo de científicos estudió cuatro mesetas submarinas en el Pacífico occidental –Ontong Java, Shatsky, Hess, y Manihiki– revelando que una intensa actividad volcánica pasada pudo haber originado estas fallas extensas, según el estudio publicado en Advancing Earth and Space Sciences.
Las placas tectónicas del océano Pacífico tienden a hundirse una encima de otra, según la investigación. (Imagen Ilustrativa Infobae).
Con estas técnicas, los investigadores revelaron que la meseta oceánica Shatsky Rise (SR) en el nordeste del Pacífico experimenta un proceso de estiramiento tectónico activo. La deformación está vinculada a la lenta deriva de la placa del Pacífico hacia el oeste, lo que induce la extensión y el magmatismo en su camino hacia las zonas de subducción. Esta información aporta un giro al proceso ya conocido de esta placa, que durante millones de años, se ha desplazado hacia el oeste para hundirse en el manto de la Tierra.
Además, se concluyó que las mesetas se estiran y deforman al alejarse de las zonas de subducción, es decir, los lugares donde una placa tectónica se hunde bajo otra. A través de modelos experimentales: EXP-2, EXP-3 y EXP-4, se demostró que, a medida que las mesetas se alejaban, podían estirarse hasta un 45% en los modelos EXP-2 y EXP-3, y hasta un 51% en el modelo EXP-4. Esto significa que las mesetas experimentaron un aumento considerable en su tamaño debido a la deformación.
Este hallazgo sugiere que la fuerza de las placas oceánicas permite transmitir las tensiones de tracción, causadas por el movimiento de subducción, a través de grandes distancias, afectando así a las mesetas que se encuentran a miles de kilómetros de la zona de subducción. En el modelo EXP-4, además, se observó un incremento en la deformación de la meseta cuando esta se aproximaba a la zona de subducción, indicando que otros procesos, como la flexión de la placa, pueden intensificar la extensión de estas estructuras.
La falla en el océano Pacífico está relacionada con la actividad sísmica. (Imagen Ilustrativa Infobae).
La deformación tiende a alinearse paralelamente con los bordes de la placa tectónica del Pacífico occidental, lo que es crucial para entender mejor cómo se comportan estas placas y el magma en estas regiones. En el Pacífico occidental, donde las placas tienden a hundirse en ángulos pronunciados, este efecto parece ser más notable en comparación con el Pacífico oriental, donde la inclinación es más suave y los datos son menos abundantes debido a las dificultades para realizar investigaciones geológicas en el fondo marino.
La placa del Pacífico se distingue por la que contiene mayor extensión del océano. Sin embargo, colinda con otras terrestre que, a su vez, conectan con las principales responsables de producir sismos en México y América del Sur. La interacción entre la placa Norteamericana, del Pacífico, microplaca de Rivera, de Cocos y del Caribe ha sido identificada como la causante principal de la actividad sísmica en México.
La dinámica entre estas placas tectónicas revela que la placa Norteamericana se mueve hacia el suroccidente, mientras que la placa del Pacífico lo hace hacia el noroeste. Por otro lado, la placa de Cocos avanza hacia el noreste y la placa del Caribe, hacia el este.
Este fenómeno simultáneo contribuye a la acumulación de tensiones en distintas zonas de México, incrementando así la propensión a eventos sísmicos.
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