
Redacción El Monitor
Un nuevo capítulo de controversia política se escribe en San Lázaro, y el protagonista es el diputado y exfutbolista Cuauhtémoc Blanco. La Sección Instructora de la Cámara de Diputados recibió la solicitud de desafuero en su contra, derivada de acusaciones de abuso sexual en perjuicio de su media hermana. Sin embargo, lo que parecía el inicio de un proceso inmediato se convirtió en una maratón burocrática que, para algunos, no es más que una estrategia de dilación.
El diputado Germán Martínez, del PAN, no tardó en alzar la voz, denunciando lo que considera una maniobra del oficialismo para retrasar el análisis del caso. Según Martínez, los representantes de Morena y el Partido Verde decidieron posponer la revisión del expediente bajo el pretexto de cumplir con trámites previos, como notificaciones y formalidades procesales.
El legislador panista presentó una solicitud para que el caso fuera analizado de inmediato, pero su propuesta fue rechazada con los votos de los diputados Hugo Eric Flores y Adriana Belinda Quiroz, ambos de Morena, y Raúl Bolaños-Cacho Cué, del PVEM. Con ello, el proceso tomará más tiempo del que algunos esperaban, lo que ha generado críticas dentro y fuera del recinto legislativo.
"Hoy fui derrotado en mi intento de que se admitiera el asunto de inmediato. No estoy aquí para exonerar ni para condenar a nadie, pero tampoco para quedarme de brazos cruzados mientras se alargan los procedimientos con burocracias que tanto molestan a la ciudadanía", declaró Martínez al término de la sesión.
El caso de Cuauhtémoc Blanco, que ya generaba expectación por la gravedad de las acusaciones, ahora se ve envuelto en una disputa política donde la celeridad y la transparencia parecen chocar con estrategias de aplazamiento. Aunque el desafuero no ha sido descartado, su proceso se verá sometido a una serie de trámites adicionales que podrían dilatar la resolución.
Mientras tanto, el exfutbolista convertido en político sigue en el ojo del huracán. La opinión pública se mantiene a la expectativa, preguntándose si este caso avanzará con la prontitud que demanda la justicia o si quedará atrapado en el laberinto legislativo. Lo cierto es que, más allá de la cancha y de los reflectores, Cuauhtémoc Blanco enfrenta ahora el partido más difícil de su carrera, donde no hay goles que valgan, sino solo el peso de la ley y la voluntad de quienes deben aplicarla.
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