Bayrou firma hoy su suicidio político
- MONITOR
- 8 sept
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(Agencia)
El todavía primer ministro francés, François Bayrou, se queja de que las fuerzas políticas francesas "están en una guerra civil abierta unas con las otras" al tiempo que "trabajan juntas para derrocar el gobierno". Y sin embargo, fue él mismo quien convocó, para este lunes 8 de septiembre, un voto de confianza en el Parlamento cuyas posibilidades de superarlo son realmente escasas.
A pocas horas del debate, que comenzará hacia las 15:00h de este lunes, tanto la ultraderecha de Agrupación Nacional como la mayor parte de los partidos de izquierda han adelantado que no le darán el voto, mientras que partidos como Los Republicanos (derecha) o Socialistas han dado libertad a sus parlamentarios, con previsibles votos hacia la abstención.
El resultado, que se conocerá hacia las 19:00 de la tarde, será muy seguramente la dimisión forzada de Bayrou y la necesidad de encontrar un nuevo primer ministro para el presidente Emmanuel Macron; el tercero desde 2024, la XVII legislatura.
A rey muerto, rey puesto, y Bayrou parece estar ya despidiéndose en su última entrevista antes de tomar el podio frente a la Asamblea Nacional. "Hay cosas peores en la vida que ser jefe de gobierno y que ese gobierno sea derrocado (...) Habrá que encontrar a otra persona en cualquier caso", pero que "la lucha que hemos liderado" se "mantendrá, continuará y, si es posible, se impondrá", ha defendido.
La lucha a la que se refiere fue el empeño de Bayrou de presentar ante la Asamblea unos presupuestos generales que asombraron no solo a Francia (en un hemiciclo en el que están en minoría) sino al mundo: por lo restrictivos y austeros, con unos recortes inéditos en la historia reciente del país, y por el tono apocalíptico con el que fueron anunciados. "Francia está al borde del precipicio", defendió Bayrou, describiendo la deuda francesa como una "maldición" de la que Francia no puede escapar sin "coraje".
Otros, en cambio, lo ven como el actor que se dirige a un público en el teatro dramático. El anuncio público de los restrictivos presupuestos se hizo sin conocimiento de sus propios ministros de gobierno y, pese al revuelo desatado, Bayrou no ha hecho el trabajo desagradecido, de hormiga, para encontrar, al menos, un compromiso para sacar alguna versión de esos presupuestos adelante cuando se presentaran oficialmente este octubre.
La falta de contactos durante estos meses con líderes de los partidos que tendrían que aprobar los presupuestos (tras las últimas elecciones, la Asamblea francesa quedó dividida en tres bloques de similar peso, con el gobierno, la izquierda y Agrupación Nacional) no es una hipótesis, lo ha admitido el propio Bayrou. "Estaban de vacaciones". En Francia, muchos lo han leído como una suerte de "gambito", una apuesta total de suicidio que pone el "o todo o nada" en la balanza.
Una estrategia que quizá emula a Macron cuando convocó elecciones anticipadas en junio de 2024 ante el fantasma de la victoria de los ultras de Le Pen en las europeas de ese año. La convocatoria de un voto de confianza por el propio Bayrou sería entonces "un incumplimiento del deber", define Shahin Vallée, director del programa sobre Geoeconomía en el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, en una columna en el Financial Times.
Según Vallée, el primer ministro debería estar haciendo "el trabajo sucio y de sacrificio" de las negociaciones entre bambalinas para un acuerdo de compromiso que saque al país de la incertidumbre presupuestaria.
La ‘bomba’ de los presupuestos se anunció a finales del curso político y se respetó el ‘parón’ de las vacaciones, pero parecía inevitable que Bayrou se iba a enfrentar a una moción de censura este otoño.
El caso es que, con este voto de confianza convocado por él mismo este lunes, se adelanta así a otro escollo que quiere "bloquear Francia". Hace unos meses, un colectivo lanzó la consigna "10 de septiembre, bloqueemos toda Francia", en un llamado a un "paro total e ilimitado" en esa fecha, y desde entonces se ha convertido en una incógnita de cómo se traducirá realmente a la protesta callejera, y si vamos a ver a Francia "arder" como durante las protestas de los chalecos amarillos en 2018.
"Me parece significativo que el primer ministro eligiera el 8 de septiembre, porque nada le apremiaba a pedir en ese momento la confianza en el Parlamento. Tengo la sospecha de que el Gobierno cuenta con informaciones que apuntan a una fuerte movilización el 10 y Bayrou ha querido sacrificarse para debilitar esa protesta", afirmaba el historiador Stéphane Sirot, profesor en Sciences Po París y experto en los movimientos sociales, a El Confidencial.
Pero mientras las protestas de los Chalecos amarillos tenían un detonante claro (las subidas del precio del combustible), las demandas de Bloqueemos Francia son desde el inicio más generales: reinversión masiva en servicios públicos, el cese de los recortes de empleo y el mantenimiento de los días festivos (todo, elementos del proyecto de presupuestos de Bayrou). Pero también han llamado a boicotear a grandes cadenas de distribución como Carrefour, Amazon y Auchan, "que se benefician de la reducción de cotizaciones y ayudas públicas mientras presionan a sus empleados"; retirar dinero de los grandes bancos, que son "cómplices de la especulación y la política de destrucción social"; y "ocupar pacíficamente lugares simbólicos", como prefecturas y ayuntamientos.










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