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Ayudan a cártel mexicano a construir un imperio de tráfico de combustible

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    MONITOR
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Foto Ilustrativa
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(Agencia)


La empresa Ikon Midstream, con sede en Houston, ha jugado un papel clave en operaciones para que la compañía Intanza, con base en Monterrey, y que se cree es fachada del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), ingresara combustible de contrabando a México.


La importación ilegal de combustible y el crudo robado se han convertido en la mayor fuente de ingresos no relacionados con el narcotráfico para los carteles mexicanos, que aprovechan las lagunas legales y gozan de apoyos de empresas de Estados Unidos y funcionarios de México, con el empleo de entidades fantasmas, documentación falsa y sobornos.


A continuación, parte de un reportaje especial de Reuters, que documenta que el CJNG es la única organización criminal que saltó del uso de camiones y trenes a embarcaciones. El texto completo se puede leer en https://shorturl.at/kD2s2


En la tarde del 8 de marzo, un buque petrolero llamado Torm Agnes ingresó al puerto de Ensenada, en la costa del Pacífico de México, transportando casi 120 mil barriles de diésel.


Un buque así era poco común en ese muelle, que acoge principalmente cruceros, yates de lujo y portacontenedores. Ensenada carece de la infraestructura necesaria para descargar hidrocarburos inflamables de forma segura, lo que lo hacía aún más extraño el acontecimiento.


Intempestivamente, oleadas de camiones llegaron al muelle para llevarse gran parte de la carga del Torm Agnes. Los trabajadores se apresuraron a llenar las enormes pipas, hasta seis a la vez, usando mangueras que salían de una más grande fijada al buque.


La audaz maniobra fue orquestada por contrabandistas vinculados con un cártel, parte de una ola de criminales que revolucionaron el mercado de combustibles de México. La estrategia consiste en inundar el mercado local con energéticos a bajo precio obtenidos principalmente de Estados Unidos y que se disfrazan en las declaraciones aduaneras como otra cosa.


Los delincuentes mexicanos no actuaron solos. Una empresa de Houston llamada Ikon Midstream jugó un papel clave en la operación multimillonaria.


La firma estadunidense compró el diésel en Canadá, declaró en la documentación que se trataba de lubricantes y alquiló el buque para entregarlo a un cliente que, según las autoridades mexicanas, es una fachada de uno de los cárteles más grandes y violentos del país.


Ikon Midstream y su director ejecutivo, Rhett Kenagy, no respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios realizados por Reuters. El abogado Joseph O. Slovacek, quien representa a la compañía y a Kenagy, indicaron.

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