Redacción El Monitor
Analistas estiman que la violencia "extrema" en Ecuador se intensificó durante el gobierno de Guillermo Lasso (2021-2023).
La administración del conservador resultó un tironeo permanente entre el poder de la fuerza pública y las bandas criminales, donde los ataques con coches bomba, las balaceras y los secuestros dejaron de ser novedad en las principales ciudades.
Cada vez que el hampa quiso amedrentar a los ecuatorianos, Lasso respondió con estados de excepción, operativos militares y toques de queda.
Lo que tenemos es tres organizaciones criminales que se enfrentan ya no entre ellas, sino que se enfrentan al Estado, tienen un enemigo común", dijo César Carrión, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Noboa sigue la línea de Lasso pero fue más allá y anunció la construcción de cárceles de máxima seguridad en buques y selvas aisladas, el fortalecimiento de la inteligencia y el control de fronteras con drones y radares.
El gobernante más joven en la historia del país proclamó el fin de los tiempos en los que los criminales "le dictaban al gobierno de turno qué hacer" y emprendió acciones para "recuperar el control" de las cárceles.
El anuncio del llamado "Plan Fénix" le cayó como un baldazo de agua al narco, que respondió con la fuga de "Fito" y un inicio caótico del 2024.
Noboa salió vencedor de una carrera por la presidencia en la que fue asesinado el aspirante Fernando Villavicencio, síntoma de que Ecuador tocaba fondo como lo hizo su vecino Colombia en el siglo pasado.
En su primera crisis el mandatario declaró al país en "conflicto armado interno" y ordenó a las Fuerzas Armadas "ejecutar operaciones bajo el derecho internacional humanitario", es decir otorgó estatus beligerante a las bandas.
"Ahora se va a enfocar en enfrentarlas dentro de una óptica que él mismo (Noboa) ha definido como parte del conflicto interno militar (...) La mano dura se establece ahora de manera explícita y con una gran legitimidad de la población porque ya está agotada, está harta de esto", analiza Carrión.
Para ello cuenta con una fuerza de unos 60 mil soldados, casi el número de agentes de policía.
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